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No desconfiaba de su familia, todos y cada uno habían sido adiestrados con defensa personal y un poco en batallas las chicas, para que pudieran escapar en la más mínima oportunidad en situaciones peligrosas.
Como esta.
Y entre ellas estaba uno de sus guardianes de la niebla, además de ello también estaba I - pin quien era fuerte y había sido entrenada por Fon, un arcobaleno.
Estarían bien hasta que llegara a ellas.
No tenía de qué preocuparse.
Ellas estaban bien.
Pero..
- Boom -
Un disparo.
Freno con todo su cuerpo cargado en ira y abrió la puerta del auto aportándole muy poco si estaba en medio de la calle y lo dejaba abierto.
El teléfono había quedado en algún sitio poco importante, ya que lo había arrojado al azar en cuanto salió del vehículo.
Avanzando a paso furioso a medida que una llama se prendía en su frente y aumentaba en intensidad conforme avanzaba cada tramo.
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Le habían disparado en una pierna a Haru, dejando al frente de ellas a I - pin para que las cubriera, ya que era la más fuerte de ellas en esos momentos de desventaja.
Rezando porque apareciera Tsuna e hiciera algo.
Cerca de veintisiete hombres las acorralaban del frente, mientras que un número incierto de francotiradores desde el otro lado la mantenían vigiladas.
Estaban asustadas.
- Entonces ¿Aparece en el momento crítico, el Décimo Vongola? - Ello las desconcertó. - Son puras patrañas.
Pronto Chrome sintió que lo que sea que le haya estado impidiendo utilizar sus ilusiones se esfumaba, lo cual la hizo sonreír.
- Si, realmente lo son. - Dijo ella en voz baja, recibiendo miradas extrañadas de personas ajenas a su familia.
Su jefe había llegado a salvarlas.
Una persona cayó justo delante de la fémina aprendiz de un arcobaleno, dándole la espalda a los atacantes, a la cual le palmeó suavemente su cabeza sonriendo hacia ella un momento de forma amena, tranquilizado a la niña y provocando que retrocediera para que estuviera junto a las demás.
Realmente sorprendió a los atacantes aquella entrada imprevista.
Mientras que el castaño se acercaba a las mujeres que se encontraban en el suelo rodeando a la que estaba lastimada.
Lo cual hizo fruncir el rostro del siempre amable y tranquilo Cielo que todo el tiempo estaba armonizado.
Se quitó su capa y le arrancó una parte para vendar la herida de Haru, recibiendo una mueca de dolor de su parte.
- Lo siento tanto, tendría que haberme quedado con ustedes. - El rostro del castaño se torció en una mueca de decepción y odio, hacia sí mismo. - Iremos a casa para curarte - Término de vendarla y le sonrío apacible. - Ya todo está bien, Haru.
Colocó la capa en los hombros de la chica, dando otra sonrisa tranquilizadora, esta vez para todas, y se colocó de pie nuevamente.
Pegando media vuelta para mirar al grupo de hombres de la mafia con su rostro serio, hyper will mode.
El cual le hizo retroceder un paso a cada espectador.
No por sólo irradiar ira y odio, no, sino que por esa llama que se movía rabiosa y descontrolada en su frente.
- Lo diré una vez. - La voz de ese niño, no era ni medio normal.
- ¿¡T-tu quien eres!? - No era el líder quien lo había preguntado, pero fue el único que pudo quitar la parálisis de su cuerpo por aquella mirada.
El ambiente pareció cambiar completa y repentinamente de pesado y asfixiante, a sediento de sangre.
- El Décimo Vongola. - Muchos parecieron tragar duro o saltar en sus lugares. - Y lamentará haberse metido con mi familia.
Y ya no era advertencia.
Ni siquiera amenaza.
Ya era un hecho.
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Parte 4 y final.
Lamento los personajes muy Oc, pero la idea está escrita hace años y ahora la vi y le molesto que siguiera allí.